Me quedan tres días de trabajo antes de salir de licencia. Y después, unos 12 días de espera, hasta que Matilda tenga ganas de vernos los ojitos. La verdad es que me siento bien: sin pies hinchados, sin dolor en las muñecas como en el otro embarazo, sin dolor de piernas y con muchas muchas ganas de hacer cosas. Siempre me ataca: el viernes pinté el tanque de agua, saqué yuyos del patio e hice compras. A la noche tenía un dolor de cintura terrible. Eso sí me duele. Bien hecho, me dije, mientras me retaban de los cuatro costados. El sábado me lo tomé más tranqui, pero es inevitable: en casa voy y vengo, junto 1.200 cosas del suelo, acomodo y siempre encuentro algo para hacer. Termino peor de cansada que cuando vengo a trabajar.
Pero en estos próximos días, además de mi lista de cosas para hacer, la prioridad es que Joaquín y su mami nos disfrutemos a full.
lunes, noviembre 05, 2007
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