miércoles, septiembre 02, 2009

Princesita


Ella está cada vez más grande. Más linda, más femenina, más vivaracha. Va con sus rulos por la vida, cenando dos veces y con sólo dos dientes arriba, todos los de abajo y alguna que otra muela. Va por los rincones llamando a su hermano cuando no está y cuando lo tiene, alterna los abrazos de osos con las uñas filosas hincadas en el cachete. Tiene 21 meses y pesa 10,800. Hoy fuimos las dos a la peluquería, ella por primera vez en su vida a cortarse apenas unas mechitas. Es que nos estamos preparando para el casorio de la madrina. Le gusta dormir mucho a la mañana y que al despertarla le demos primero una cuota de besos en el cuello. Después podría venir bien una leche, por ejemplo. A las 12 de la noche está hecha un cascabel: canta tupí-tupí, ceba mate y te convida confites imaginarios que junta del piso. Te busca donde estés, te tironea la ropa hasta llevarte al sillón y te pide "Hidi", que viene a ser Heidi. Jamás vimos una carita tan embobada ante unas cabras y una vieja gritona. Me estruja el alma cuando la dejo para ir a trabajar, porque se queda balbuceando "mamá, mamá"... En la plaza ya es dueña y señora: se sienta con los varones, les saca la pala y se pone a cavar. Por ahí se va sola hasta la punta, persiguiendo sin suerte a un hornerito.
Le brillan los ojitos cuando mamá y papá la alzamos en upa de a dos. Se mata de risa cuando sumamos a Joaquín en esa nube de brazos y besos. Ella es Matilda, nuestra princesita. A veces, todavía, me cuesta crear que soy mamá de una nena. Y también me brillan los ojitos....

3 comentarios:

London dijo...

Que post mas tierno, tienes una niña encantadora. No me extraña que te brillen los ojos con esa maravilla.

Besos

Rossana Vanadía dijo...

Hermosa, vestidito cuadrillé nido de abeja. y uds tan felices y Felipe con nombre de niño también. Placer da verlos, Lau.

NuBadi dijo...

ok, lo confieso me hiciste desear embarazarme para tener una nena!!! Quiero una nenaaaaaaaaaaaaaaa

Y claro a mi duende también!

Hermoso leerte después de tantos días Laura querida!

Un abrazo