jueves, julio 26, 2012
Acá estamos
No quiero abandonar este espacio. No quiero y no quiero. Y aunque el tiempo va pasando, y los días corren a caballo de los deberes diarios, las meriendas, los horarios y todas las responsabilidades que nos tocan. Pero acá estamos, doblando la segunda mitad del año. Organizados, respirando familia, disfrutando de la rutina. A propósito, ¿por qué tiene tanta mala fama esa palabra? A mí encanta. Creo que si la rutina te hace feliz, vas encadenando una serie de felicidades cotidianas. Chiquititas. Minúsculas. Pero que le dan mucho sabor a la vida. Por supuesto que a veces uno se cansa y zapatea un poco: todo se desarticula un poco hasta que vuelve a fluir. Preparo cuatro meriendas diarias, a veces cinco. El año que viene se suma la más pinina al cole y serán dos más. Y los imagino en el recreo, abriendo los tuppers, compartiendo, llenándose de migas, chupándose los dedos. Picarescos, frescos, risueños, ricos.
Mis pollitos, con los ojos averiados después de un triple fondo de ojo para control.
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