lunes, marzo 26, 2007

¿Qué será de ellos?

Los abuelos que postergaron sus sueños porque gastaron sus vidas trabajando pensaron siempre que sus hijos realizarían lo que alguna vez pensaron para ellos. La historia indica que las aspiraciones se cumplieron y sus hijos lograron ser profesionales y avanzar más aún de lo que avanzaron ellos, allá en las primeras décadas del siglo XX.
Pero la historia de desazón comienza cuando nuestros padres ven que sus hijos, la tercera generación, no sólo no avanzan: van para atrás. Chicos de 30 años que viven con sus padres porque no tienen ingresos para estar solos, familias amuchadas porque no hay cómo comprar otra casa o llegar un alquiler decente.
A mí, lo que me carcome es la pregunta: ¿qué será de nuestros hijos? Veo al mío y a los hijos de nuestros amigos jugando tan despreocupadamente, que quisiera que el tiempo se quedara ahí, que no tuvieran que emprender los 20 años de escolarización que les espera, las presiones que deberán sortear o la posibilidad de que la suerte no los acompañe.
La desazón me agarra cuando me imagino que el futuro será todavía mucho más difícil de lo que está siendo para nosotros. ¿Cuánto tendrán que estudiar? ¿Qué oportunidades tendrán? ¿Podrán tener todas las habilidades que pide este mundo cada vez más exigente? ¿Cuánto más deberán exigirse para estar a la altura de las circunstancias?
No importa. Ustedes, chicos, jueguen mucho.

domingo, marzo 18, 2007

A soplar



Ya pasó! En mis 33 añitos no pude soplar ni una vez la velita. Perdón, la encendimos en tres ocasiones, con gente diferente, pero Titín (Joaquín en su idioma), de dos añitos, fue el encargado oficial de apagarlas siempre y aplaudirle a su mami.
Hacía rato que no festejaba. Los últimos años mi cumple me sorprendió de viaje: bien lejos, como en Roma, o acá en Traslasierra, bebiendo la montaña. Pero este 2007 se merecía algo especial: matrimonio estrenado, casa nueva y la alegría que nos brota desde el alma. Felipe (Ipe) me hizo una búsqueda del tesoro apenas me desperté para encontrar mi regalo, que si no fuera porque me fue dando las pistas, todavía estoy buscando!!! Mi suegro me hizo empanadas caseras, mi suegra postres, y mis viejos se vinieron especialmente de viaje a saludarme. Y un montón de amigos estuvieron en casa (dicen que las tortas mías son rericas....).

miércoles, marzo 14, 2007

Delicias




Un hijo cambia la vida. Sólo puede afirmar eso quien lo ha vivido. Miramos a través de sus ojos y la luz que irradian es la alegría para seguir todos los días. Y si no, miren esta foto: mi Joaquín y María y Catalina, hijas de Laura, otra amigaza y tocaya. ¿Ven la luz?